LOS PALACIOS DEL MÉXICO AUSTRAL II
Ricardo Chávez, nacido en Monterrey, Nuevo León, en 1990, es un fotógrafo autodidacta cuya formación ha transcurrido entre Vancouver, Nueva York y Ciudad de México. Su búsqueda de identidad, tanto personal como cultural, lo ha llevado a reconectarse con las geografías de su infancia, aquellas que su abuelo le reveló en los viajes compartidos a través de los diversos rincones de México.
Bajo esta luz, Chávez se sumerge en las huellas de viajeros y arqueólogos del siglo XIX, como John Stephens, Teobert Maler y Claude Désiré Charnay, quienes, con la incipiente técnica fotográfica nacida en 1839, se aventuraron a documentar los vestigios de las culturas originarias de Mesoamérica. Su obra se erige como un homenaje simbólico a ese legado, buscando perpetuar el vasto e inacabado atlas fotográfico que su paisano, Armando Salas Portugal, realizó durante más de 45 años sobre los antiguos reinos de México.
Maestro en el arte de captar la luz y la sombra, Chávez nos invita a explorar en esta segunda entrega, los palacios del México austral a través de fotografías que recorren las zonas arqueológicas del Estado de Quintana Roo. En estas imágenes, la selva, en complicidad con el viento y las nubes, se erige como guardiana de los antiguos saberes y cosmovisiones, preservando la existencia material de un profundo pasado. La conservación de los majestuosos edificios mayas no solo responde a la maestría de sus constructores, sino también a la férrea protección que la selva ha brindado frente a las vicisitudes del clima —huracanes, lluvias y el abrasante sol —al saqueo y a la destrucción humana.
Las fotografías en blanco y negro de Chávez parecen desafiar el paso del tiempo, creando un espacio donde la presencia humana se silencia en favor de un diálogo íntimo con la memoria. Cada imagen se convierte en un umbral, en una invitación a adentrarnos en paisajes que flotan entre dos eternidades: la del pasado y la del futuro.
Entre las ruinas de estos palacios del México austral, Ricardo Chávez nos invita a contemplar el tiempo mismo, que pacientemente entretejió con los elementos de la luz, para concebir estos paisajes que son, simultáneamente, un testimonio de lo que fue y una promesa del porvenir, que esperamos se extienda por todo el territorio mexicano.
Miguel Álvarez Cuevas